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11/08/2013

5/11/2013 Encadenados a siete manos



Primero
Mi primera frase aún sigue viva en el dorso de su espalda, a fuego./ Lo malo es que hice una falta de ortografía. ¡Maldita sea!/ ¡Suspendido! Escribe 100 veces "me gustan los encadenados"/ Sin embargo, el tatuador nunca le dijo que era una X,  porque tenía una cita de sexo desenfrenado y... ya era tarde./ Así que agarró el dorso de su espalda y su falta de ortografía y salió disparado,/ total qué mas daba si en el infierno/ crecían amapolas sin tallo que alcanzaban el clímax de mis ingles.

Han tatuado a tinta Nico, Francesc, Ana, Jose Luis, Raquel, Ely y Juanjo.

Segundo
La cerveza no estaba lo fresquita que a él le gustaba,/ sorbió del ron y cerró los ojos a la realidad caliente./ El rojo de su ropa interior cayó a sus pies/ y, con gesto compungido, descubrió el grano del/ culo que tanto venía fastidiándole esa semana./ Este gritó para llamar su atención: "Eh, culazo. Menos bollos y mas verdura para no extreñirte"/ De repente se despertó y se dio cuenta de que todo había sido un sueño. Bueno, todo menos lo del culazo. 

Los granos de este culo fueron Ana, Jose Luis, Raquel, Ely, Juanjo, Nico y Francesc.

Tercero
Colgaba una bici de circo de dos globos aerostáticos/ y dentro de la cesta transcurría el mayor espectáculo del mundo,/ mientras los escuchas analizaban las conversaciones de los ministros de los estados ocupados./ "Alguna vez tendremos que invadirnos"./ Y entonces cenaron el Pessoa y nos quedamos a oscuras./ Como no había dinero por medio los ministros siguieron volando,/ impulsados por los suspiros de la desesperanza.

El gabinete del gobierno lo formaban Raquel, Ely, Juanjo, Nico, Francesc, Ana y Jose Luis.

Cuarto
El oso se arrodillo y pidió mi mano/ luego mi pantorrilla, después mi lomo, fue masticando paulatinamente todo mi cuerpo./ Al llegar a mi ombligo se envenenó de lombrices de algodón y pidió la cuenta. Son diez mil./ Ahí me di cuenta de que era un estafador: los osos no piden la cuenta./ Te destripan y te maceran en miel y azahar./ El rugido me despertó. El cohete que me llevaría a la luna iniciaba el ascenso. A mi lado, el oso sonreía con malicia./ ¡Nos habían invadido!

Víctimas en maceración: Ely, Juanjo, Nico, Francesc, Ana, Jose Luis y Raquel.

Quinto
Le tiró un rollo hasta dejarlo envuelto para la mensajería./ Remató el paquete con un lazo sonriente y/ enroscó una preciosa serpiente/ tras lo cual se volteó sobre la litera de su prima y aterrizó en la panacea de la biblioteca./ Las pastillas de color azul le sentaban muy mal desde que no se las vendían./¡Basta ya! Este encadenado no lo entiende ni Eduard Punset./ Mejor programamos en la 2 "Redes" y que nos lo aclaren los mensajeros, las serpientes y su prima.

Atrapados entre las redes están Jose Luis, Raquel, Ely, Juanjo, Nico, Francesc y Ana.

Sexto
Era feliz cuando soñaba y cuando se despertaba la mueca se le torcía./ Era un defecto de familia que acabó con mi paciencia el día que cumplíamos tres años sin vernos./ Pero qué mas le daría al ventrílocuo/ El le metía la mano entre las piernas y lo hacía bailar,/ y suspirar y sudar y gritar al grado de que el resto de la gente pedía "¡Sírvame lo mismo!"/ Otra revisión de próstata y ya no sabría cómo actuar,/ el problema era cómo contárselo a la mujer del ventrílocuo.

Ventrílocuos o muñecos, ¿qué prefieren Juanjo, Nico, Francesc, Ana, Jose Luis, Raquel y Ely?

Séptimo
Ana, por favor, no subas este encadenado,/ mejor súbete la falda para que nos riamos un rato./ Y entre subir y bajar encadenados y faldas tuvieron ocho hijos./ Encadenados, los hijos, para que no se dijera/ que no servía eso de subir las faldas,/ y bajarlas como buenos escoceses como malos hijos y como encadenados escritores sin calzones./ Y esta es la historia que yo presencié agazapado entre el sostén de Ana y todos sus hijos encadenados. Por favor, no se lo digas a nadie.

Siete eran siete los hijos de Francesc, Ana, Jose Luis, Raquel, Ely,  Juanjo y Nico.

10/15/2013

Deberes de espera

HOMOMORFISMO
Se sustituyen las palabras que constituyen un párrafo de sentido lógico, por otras palabras que lo doten de otro sentido. En esta sustitución, se conservan fielmente las funciones gramaticales: sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios, y los conectivos: preposiciones y artículos. De esta manera, las funciones gramaticales son solo momentáneos sitios de hospedaje para las palabras.
Si tomamos una noticia que informe sobre un suceso cotidiano y reemplazamos las palabras que la compone, la convertiremos en noticia imaginaria.

Ejemplo:
En Pichincha con la avenida del Ferrocarril, centro de Medellín, hay una bahía sin pavimentar que se está llenando de basuras y de escombros por la falta de atención por la administración municipal. “Va para dos meses que abrieron eso y no han vuelto a venir”, aseguró un comerciante del sector que ha contado los días desde que una cuadrilla de trabajadores rompieron el asfalto. Los que a diario transitan por el sector le piden a la dependencia encargada que se haga presente en el lugar para culminar con la obra, porque también se están presentando gestiones vehiculares.

En patines con la novia del alguacil, centro de arlequín, hay una bestia sin desayunar que se está elevando de locuras y hombros por la azafata del avión de la inseminación artificial. “Va para dos siameses que vieron eso y no han vuelto a sufrir”, gritó un elegante del pavor que ha guardado las hebillas desde que una camarilla de atracadores engulleron el basalto. Los que a golpes deliran por el verdor le dicen a la elocuencia desdentada que se vuelva docente en el zaguán para culminar con la ogra, porque también se están desmayando peatones cordiales.
Nótese la similitud de sonoridad entre las palabras de la noticia real y las palabras de la noticia imaginaria. Aunque no es una regla, producir esa semejanza hace gracioso el homomorfismo, que también podemos aplicar a recetas de cocina, documentos legales, letras de canciones, etc.


Ejercicio: 
¿Qué tal sustituir las palabras de esta canción de Sabina? Parece un poco larga para empezar pero, si contamos las semanas de retraso, esto es una minucia.



A VUELTA DE CORREO
Caballero, en edad de merecer, 
con un pelo de tonto, cuatro canas, 
el pasado resuelto y muchas ganas 
ya sabe usted de qué. 
Informal, ilustrado, manejable, 
más amigo de gatas que de perros, 
con dos úlceras y una inexplicable 
mala salud de hierro. 
Solicita, con fines poco serios, 
señora aficionada al adulterio o
señorita 
entre quince y cuarenta, 
si no los aparenta. 
Las cartas a República Española, 
hoy avenida Juan Carlos Primero, 
con foto que prefiero 
de cuerpo entero y sola, 
a vuelta de correo irá la mía, 
con traje gris y más chulo que un ocho 
porque la tengo, 
cómo le diría, 
más larga que Pinocho. 
Se acepan feministas sin pancarta, 
cursis enamoradas del amor 
o pesimistas hartas de estar hartas 
de decirme que no. 
Igual me da mujer de mala nota 
que especialista en Borges o Lacán 
si no vienen tocándome con Juan 
Salvador las pelotas. 
Dispuesto a todo, incluso a defraudarte, 
alérgico al deporte y al reloj. 
Con un precoz talento 
para el arte 
de la eyaculación. 
Las cartas a calle Melancolía 
hoy travesía Álvarez del Manzano 
con dos fotografías del último verano, 
a vuelta de correo irá la mía 
donde, aunque flaco y pálido, destaco 
por tenerla más larga todavía 
que un lunes sin tabaco. 
Anímense monjitas de clausura, 
absténganse fanáticas y abstemias, 
la pasión con controles de alcoholemia 
no me la pone dura.
Podrán buscarse amantes de ocasión, 
cuando la decadencia lo aconseje 
que traigan referencias y se dejen 
ganar al dominó. 
A las interesadas aseguro 
máxima indiscreción, ninguna prisa, 
buena conversación, besos con risas, 
y noches sin futuro. 
Cartas al bulevar del Malvivir, 
antes llamado de los Sueños Rotos, 
adjunte un par de foros, 
de frente y de perfil, 
a vuelta de correo irá la mía, 
en pose de poeta parnasiano, 
ufano de tenerla todavía, 
más larga que Cyrano.


5/15/2013

14/5/2013 Encadenados a cinco manos



Primero
Por el camino yo me entretengo y voy dejando pistas, supongo que el elefante es bastante grande./ Sin embargo, sus perseguidores, los cíclopes con conjuntivitis no eran capaces de seguir el rastro./ Quizás la nariz del oso hormiguero les sirviera para seguir el rastro del orín de tamaño animal./ La pulga, sí, la pulga que había logrado viajar a lomos de todos ellos, tendría las respuestas a todas mis preguntas: ¿mi mamá me mima?/ La noche siguiente, la luna lo tomó en brazos y lo acunó por la eternidad.

Han rastreado las pistas: Elysa, Fran, Ana, Nico y Jose Luis.

Segundo
Contra las rocas se estrellan mis enojos,/ de las carnes ni hablamos, me duelen más que los sentimientos./ Me dijo ella el día en que se marchó, dejándome el recibo de la luz sin pagar y el lavavajillas estropeado. ¡Maldita poetisa!/ Si tan solo pudiera vender sus poemas como ella lo hacía con sus minifaldas. / No importa, las poetisas que no pagan las arreglo rápido. Con su bonita piel, me hago una libreta nueva.

Las víctimas de tal poetisa han sido: Fran, Ana, Nico, Jose Luis y Elysa.

Tercero
-¿Ke ase? -dijo el niñato a la rubia que esperaba en la parada del 23./
-Krup, tranqui, swo der mun das kan -respondió con el encanto de la sonrisa./
-¡Ande anda!¡so burro, que asín no le se habla a una rubia!/
En realidad y como todos suponemos a estas alturas, la rubia no era tal, sino de bote./
El niñato tiró mano a la entrepierna de la no rubia y le preguntó -¿Asín te gusta más? Cinco deditos para
la rubia, cinco deditos entre tus patas.

Los troncos y las troncas se llaman: Nico, Jose Luis, Elysa, Fran y Ana.

Cuarto
El encadenador que encadene buen encadenador será/, dijo la niña del panadero. Luego se subió la falda y enseñó sus vergüenzas a diestro y siniestro. Yo aplaudí./ Su padre me dio una colleja y el pan, a manera de pago por mis aplausos./ Pero el encadenador sigue sin aparecer y esta niña tan promiscua, en nada y en menos, me viene con un bombo./ Suerte que yo nunca juego a la lotería. Espera, un momento... ¿bombo, bombo?

Lo intentaron encadenar: Ana, Nico, Jose Luis, Elysa y Fran.


4/24/2013

Encadenado


Con una copa de vino no puedo escribir. Con tres ya me tartamudean las palabras/ y con una cerveza bien fresquita la lengua se traba y digo más tonterías de las habituales, pero no me disculpo: soy así./ El tinto mezclado con tango sabe mejor aunque me hace sentir arrabalera./ Me desabrocho dos botones de la camisa, coloco los pechos en su sitio y entrelazo sus piernas a las suyas./ Y así, de esta guisa me siento la protagonista de la película más erótica del mundo.

Y solo espero que mi padre se haya dormido después de que el fontanero llamase a la puerta y la película subiese de tono.

Cuando terminó la película, y mi mente comenzó a desnublarse, tuve que recoger todas las botellas vacías. "¿Todo esto me lo he bebido yo sola?", pensé.

Victimarios de esta bebienda: Jose Luis, Elena, Isabel, Ana, Ely, Nico y Fran.

4/23/2013

23/04/2013 Encadenados a siete manos



PRIMERO
La copa que pidió, habían vuelto a ponérsela vacía, según él,/ el bebedor más lento del oeste, que cuando iba a dar el trago, se le había evaporado la bebida./ Entonces sacaba la pistola y la emprendía a balazos contra todo lo que se moviera a su alrededor./ Eso es lo que sucedió el día en que la chica más fea del salón se le declaró, liarse a tiros./ Qué error, cómo se le ocurrió emborracharse, ahora la veía doble y no sabía si acertaría al pegarle el tiro./ No hay problema pensó, como era el más rápido dispararía a los dos que veía. / Y aquella tarde, el padre de la chica y la propia fea por fin respiraron cuando él, por fin, dijo, sí.

Los culpables del tiroteo han sido Fran, Jose Luis, Elena, Isa, Ana, Elysa y Nico.

SEGUNDO
Allí estaba tu foto en el álbum. El álbum de la boda, boda que me reconcome el alma./ Equivoqué el candidato, no acerté con los invitados, y al cura le dio un infarto mientras oficiaba./ Fui tonta y no aproveché la oportunidad, tenía que haberme arremangado la falda.../ y de un culazo lo debí empotrar en toda la pared ¡para que aprenda!/ Ahora es tarde y debo cargar con este tragasables que no hace más que engordar y dejarme con más hambre que el perro del ciego./ Arrepentida como estoy, diez años después, continúo al menos siendo la amante del sacerdote,/ el sacerdote que me da las hostias cada mañana en el confesionario, nuestro sacerdote que vela por todas nosotras en sus noches en vela y cirios, encerrado, bien cerrado con llave.

Han oficiado la ceremonia Elena, Isa, Ana, Elysa, Nico, Fran y Jose Luis.

TERCERO
Tiré la piedra, pero no acerté donde intentaba./ El muy cabrón se dio cuenta y la  esquivó saltando hacia atrás./ Tiré otra, ya prevenida, y esta vez la acerté de lleno./ Eso pensé, pero no, le rebotó y me hirió de necesidad. Fue una dulce derrota./ Con el tiempo, y tras muchos intentos, he llegado a ser uno de los mayores coleccionistas de piedras,/ al grado de que varias toneladas suyas respiran sobre mí./ La próxima vez que nazca iré a un curso de lanzamiento de algo y seguro que le acertaré. Si consigo quitarme estas toneladas de encima.

Los lapidadores han sido Isa, Ana, Elysa, Nico, Fran, Jose Luis y Elena.

CUARTO
La mano dorada del esqueleto se movió justo cuando ella le confesó "Te quiero" y los periquitos piaron de felicidad./ Quedó sorprendida más por escuchar a unos periquitos de plástico que por ver una mano esquelética moverse/ entre sus faldas y su sujetador y le destrenzaba el pelo al mismo instante./ Los periquitos piaron de nuevo cuando la mano esquelética se desplazó a lo largo de su cuerpo./ Ella quiso piar también y convertirse e periquito, pero no tuvo ese suerte./ El le había desabrochado el sujetador y los pechos, al caer, sonaron como campanas desafinadas./ No hubo modo de terminar esta historia tan esquelética; los periquitos se hicieron un tambor, con los pellejos de los pechos, y aún siguen tocándolos.

Han piado hasta quedar en los huesos Nico, Fran, Jose Luis, Elena, Isa, Ana y Elysa.

QUINTO
Hoy es el día del libro, dicen, pues bien, vamos a escribir y soñar./ Y cuando estemos en ello, que nadie se escape por los recodos del tiempo y la nostalgia. ¿Verdad?/ Verdad, dijo Néstor El Embustero cuando le permitieron hablar./ Luego se retiró del sitio con la cabeza en la posición que se tiene cuando la dignidad de la verdad ha salido por tus labios./ Pero, ¿no estábamos hablando de libros? De nuevo, se dijo el autor, se le había escapado un personaje./ El más canalla de todos los personajes, que miente hasta cuando sueña, al que la verdad se le quedó atrapada en un libro cerrado./ Lo admito, un libro cerrado y con el precinto sin quitar. ¿Cómo se le ocurrió comprar "La ética estará entre tus páginas" si ella lo que quería era "La métrica está entre tus piernas"?

Los fabuladores de este relato que no se venderá en la feria del libro, de verdad que son: Elysa, Nico, Fran, Jose Luis, Elena, Isa y Ana.

SEXTO 
Hemos leído y no hemos muerto, hemos sobrevivido./ ¡Ah! pero no os voy a contar de qué forma hemos sobrevivido./ Eso formará parte de un libro, un poco extenso, que pienso escribir el día que deje las drogas./ Yo espero que el día que las dejes, me digas dónde/ para ir a recogerlas a puntadepala y montarme el negocio de mi vida,/ que no será vendiendo libros, claro, porque hay que joderse que nadie compra uno. Me convertiré en droguero, y la droguería será la tapadera perfecta./ La pondré en el dutti-free del aeropuerto de Castellón y así, seguro, que me forro.

Los que vuelan con las "líneas" del aeropuerto son Ana, Elysa, Nico, Fran, Jose Luis, Elena, Isa.





4/11/2013

Textos de ayer....

LOS VIAJES DE LA FELICIDAD
Sabes que te amo desde siempre, desde la noche que te vendí el billete solo de ida. Y hoy casi grito, al pedirme el de vuelta.

No sé cuándo volveré a mi ciudad. Lo haré, aunque solo sea para dar satisfacción a tu necesidad de siempre partir.


ENCADENADO:

—Ya te quiero ver sin escribir sin un adjetivo de los que califican. Te quedaste sin palabras. No te digo cómo porque me tildarás de locura, de la que permanece en la eternidad.

Me quieres ver, pero no lo conseguirás, aunque me amenaces con perseguirme el resta de la eternidad. Te daré un rápido, tenaz, dulce y tajante esquinazo. Y si no, un certero puñetazo en tu fea cara que te deje tan noqueado que hasta las ideas se escapen de tu maltratador cerebro.
 
¿De qué estáis hablando? Pirado del demonio. Tira para dentro para que el Doctor pueda realizarte la lobotomía.
¡Amén...!

Autores del encadenado: José Luis, Ana, Elysa e Nicolás.

4/10/2013

La espera


Dibujo de Pablo Gallo
Pone todo su empeño en conseguir un final placentero. Comienza con pequeños besos en el lóbulo de la oreja. Juguetea con los labios; un mordisquito por aquí, un mordisquito por allí. Sus manos le acarician los pechos y un leve suspiro parece que se escapa de su boca. Recorre con la lengua su vientre hasta llegar a la suave pelusilla que protege el auténtico objetivo. Otro suspiro se repite. Lame con cuidado el pequeño botón, separa sus muslos y lo lame más intensamente. Tanto que, por fin, llega el orgasmo tan esperado mientras, ella, lo transforma en un grito enloquecido de placer.


No es exactamente lo que nos pedía Nico, un relato sobre la espera, pero, tras una conversación sobre relatos eróticos, ¿qué queréis? Durante esos escasos cinco minutos, solo pude pensar en la, tan esperada, eclosión de la primavera. :)

9/4/20013 Encadenado a cuatro manos


La coca-cola desbordaba por la lata y el líquido se mezclaba con los restos de sangre que había en el suelo.Formaban una película que reflejaba los últimos instantes de aquella pareja fatal. Michael Douglas estaba tan atractivo en su papel, que su mujer no reparó en el magreo que me dedicaba mi vecina de butaca. ¡¡Humm!! Le respondí, como debía, aunque aún me pregunto cómo es que una mujer de su belleza pueda tener tal paquete entre las piernas.


A falta de la presencia de Mª Ángeles, Elena, Francesc, y la precipitada partida de Isa y Fran, Ana, Ely, Nico y Jose Luis fuimos los eslabones de este encadenado.

2/13/2013

Deberes

Jose Luis nos mandó, como deberes, escribir un relato en el que utilizáramos frases nuestras que aparecían en los relatos de cinco minutos. Yo me he inspirado en tres pautas que me dieron Nicolás, Elysa y Jose Luis.
Aquí tenéis el resultado; un texto más largo de lo que es habitual en mí .

Arrepentimiento Tardío

No esperaba que aquel fuera un día distinto a los demás, hasta que el periódico cayó en sus manos. Una curiosidad malsana la llevó a comenzar su lectura por las páginas de sucesos y obituarios. Distraída con tanto asesinato, se sobresaltó al leer una de las necrológicas. Hacía referencia al fallecimiento de Ramón Puig, destacado escritor de novela negra, con el que, hacía unos cuantos años, había vivido un tórrido romance, y del que no tenía noticias desde hacía mucho tiempo. La última vez que coincidieron había sido, poco antes de que él desapareciera, en un programa de televisión en el que Ramón tuvo una disputa con un periodista de El Mundo sobre los últimos recortes del gobierno que afectaban, sobre todo, al ámbito de la cultura. Un enfrentamiento tan violento que acabó con la expulsión del plató de ambos tertulianos. Después de esto, solo habían hablado el día que él la llamó para despedirse, antes de volar hacia Marruecos, donde pensaba pasar una larga temporada, consciente de que necesitaba tranquilizar su estado de permanente irritabilidad. Cerró el periódico y se dejó llevar por el recuerdo de su voz cuando la llamaba Mi pelirroja; de los silencios que habían compartido uno en brazos del otro; del amor volcánico que habían sentido, hasta que, de repente, él comenzó a acusarla de querer sacar provecho de su relación y de querer beneficiarse de las personas que le podía presentar. Así día tras día hasta que le dijo que no podía confiar más en ella, que, desde que la conoció, no podía escribir, que ella le chupaba la sangre y le dejaba sin ideas, que era nociva para su creatividad, que todo había acabado y que no quería volverla a ver.
Unos recuerdos que la entristecieron pero, no lo suficiente, como para que no quisiera saber qué había ocurrido. Llamó a Jesús, el mejor amigo del novelista y compañero suyo en la radio, y quedaron para cenar. Aquella noche, en homenaje a Ramón, se puso aquella falda de colores que a él tanto le gustaba y se dirigió hacia el restaurante donde habían quedado. Se dejaron de preámbulos y la conversación giró, en todo momento, sobre el fallecido. No había mucho que contar. Aunque Ramón pasó unos años aislado de todo lo que pasaba en nuestro país, en los que solo mantuvo el contacto con unos pocos amigos, no encontró la paz que buscaba y lo único que había escrito era  un libro de relatos cortos, que todavía no se había publicado. De la manera que había muerto y de sus últimos días, Jesús no quiso contarle nada. Le dio un ejemplar del libro y le dijo que lo que quería saber lo encontraría entre sus páginas. Se despidieron con un fuerte abrazo, unas palabras cariñosas y con la promesa de reunirse de vez en cuando.
No comenzó la lectura en seguida, necesitó unos días para poder enfrentarse a una historia que, intuía, le dejaría una herida en su corazón. Transcurrida una semana, se sentó en su sillón preferido y abrió el libro. Lo primero que encontró fue una dedicatoria: Tus cabellos de fuego arden en mis recuerdos. Las lágrimas bañaron de tristeza sus mejillas y, durante unos instantes,  dejó salir el dolor que tanto tiempo reprimía, hasta sentirse tan vacía que, nada de lo que leyera, podría con ella.
En los primeros relatos se vislumbraba el convencimiento de que ella le había mentido al decirle que le amaba; en los siguientes, su ánimo se había calmado y empezaba a dudar de sí mismo, de si no estaría equivocado; en los últimos, le pedía perdón, se lamentaba de su error y de su incapacidad de enmendarlo. El epílogo era una despedida. En él hablaba de un tuareg que, ante un destino que lo obligaba a abandonar, para siempre, su vida nómada, se adentraba en el desierto en plena tormenta de arena, sin agua y sin más compañía que las estrellas y el paisaje que tanto amaba, para dejarse morir.
Concluida la lectura, ya no quería saber la manera en la que Ramón se había ido, qué más daba, sus palabras quedarían para siempre. Una lástima que, solo ella y unos pocos, supieran cuánto amor se escondía entre ellas.














12/13/2012

Encadenados a siete manos del día 11/12/2012



No hubo manera de parar aquel último apocalipsis, pero las diosas del Olimpo bailaron desnudas ante Zeus para que convenciera a diosito de que se uniese a la fiesta. Allí estaban todos: Chiquito de la Calzada, Aznar, Michael Jackson… Y desde ese momento el mundo se convirtió en una pista de baile gigante donde Jonh Travolta se convirtió en la star system. Sandy todavía lo está esperando vestida de cuero negro subida a la noria de Afrodita. Maldita botella de vino. El Zurdo nos ha dado gato por liebre. Me temo que hay que hablar con Juanjo para que a la próxima sirva Agua de Rosas.




Crimen perpetrado por Elysa, José Luis, Fran,  Nicolás, Ana, Francesc, Mª Ángeles

Encadenados a siete manos

Ejercicios del martes 11 del 12 de 2012


Mientras salía el sol de nuevo, el pesado de Klaus continuaba regando la rosa. Era el personaje más pesado que había encontrado en mis letras, aún así, me casé con él. Me casé el lunes y el martes me divorcié. Sí, martes, martes y trece. Y me quedé con toda la herencia, perdón, olvidé mencionar que lo maté. Luego comprobé que solo tenía unas llaves (Klaus en valenciano). Pero no perdí la esperanza de que estas llaves perteneciesen al gran castillo de Xàtiva, del que tanto hablaba. Cuál no sería mi sorpresa cuando ¡horror! allí apareció, de nuevo, Klaus, con su rosa en la solapa. Quise arrancársela, pero no hubo manera, la flor era más fuerte que su piel.


El señuelo lo lanzó Fran y Nico, Ana, Francesc, Mª Ángeles, Ely y Jose Luis, entraron al trapo.

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En caso de encontrarse fortuitamente con un oso, los expertos aconsejan mantener la calma. El animal tiene dos metros de alto y pesa 500 kgs. Si no te has quedado afónico, recomiendo cantarle el ¡Ay, Macarena!, y verás que te sigue el rollo y bailará contigo hasta el agotamiento. Si no te encuentras con un oso, puedes probar con un caniche para entrenar la voz. La cuestión es amar a los animales, como lo hacen en mi pueblo los pastores con sus ovejas y en la ciudad con las zorras. Días o meses después, los hospitales se llenarán de corderos con dos patas y mujeres que andarán a cuatro.


Al osado de Francesc le siguieron Mª Ángeles, Ely, Jose Luis, Fran, Nico y Ana.

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Ana fue la única superviviente del cataclismo, los demás se extinguieron entre líneas. Pero no importaba, los demás merecían morir entre terribles sufrimientos. Todos menos yo, que era la única capaz de escribir una frase reticente a las críticas. Es que, por si no os habéis dado cuenta, soy una superheroina, aunque más una supernova que acaba de explotar y que exhibe su desnudez sin pudor, cuando no tiene público delante, sino detrás: o sea, cuando le sigue la policía se entretiene disfrazándose de Burt Reynolds y, de esta forma, consigue darle esquinazo y escribir un buen punto final. Hoy, más que nunca.

Al final, Ana sobrevivió, gracias a las letras de Francesc, Mª Ángeles, Ely, Jose Luis, Fran y Nico.






12/12/2012

El jardinero

Entre los grises escombros asoma una rosa blanca. La radioactividad residual y las caóticas explosiones subterráneas no impiden que Klaus, único superviviente, continúe regándola asiduamente: su hermosa flor de tela.

Grabación

Rosa de palabras sin sonidos... El estruendo de los jinetes lo sacude todo... Caen casas y edificios... Continúo... Pero ¿qué es eso...?: Tres seises viajan directo a mi corazón... ¡Aaaaah!



Texto presentado como deberes del taller: aquello de apocalipsis entre 20 y 30 palabras que incluyera la palabra rosa.

Encadenado del día 27/11/2012



No le toco la lotería, pero eso no fue motivo de que no le regalara el anillo que ella tanto había deseado. Era un hombre de múltiples recursos. Fue a casa de su madre y rompió la hucha que ella guardaba bajo la cama con los ahorros para una dentadura. Deberás seguir tomando sopa un año más al menos, mamá, masculló por lo bajini cuando cerró la puerta con tal fuerza que el polvo que salió de los ancianos huesos dejó en penumbras a la habitación. Y ante él apareció el fantasma de su santo padre para recriminarle: ¡Calzonazos! ¿No sabes, que los García nunca hemos regalado nada? ¿Qué clase de mantenidos somos?



Ejercicio encadenado o crimen perpetrado (como bien dice Ana) por: Elysa, Elena, Ana, Fran, José Luis y Nicolás, en este orden.