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4/23/2013

23/04/2013 Encadenados a siete manos



PRIMERO
La copa que pidió, habían vuelto a ponérsela vacía, según él,/ el bebedor más lento del oeste, que cuando iba a dar el trago, se le había evaporado la bebida./ Entonces sacaba la pistola y la emprendía a balazos contra todo lo que se moviera a su alrededor./ Eso es lo que sucedió el día en que la chica más fea del salón se le declaró, liarse a tiros./ Qué error, cómo se le ocurrió emborracharse, ahora la veía doble y no sabía si acertaría al pegarle el tiro./ No hay problema pensó, como era el más rápido dispararía a los dos que veía. / Y aquella tarde, el padre de la chica y la propia fea por fin respiraron cuando él, por fin, dijo, sí.

Los culpables del tiroteo han sido Fran, Jose Luis, Elena, Isa, Ana, Elysa y Nico.

SEGUNDO
Allí estaba tu foto en el álbum. El álbum de la boda, boda que me reconcome el alma./ Equivoqué el candidato, no acerté con los invitados, y al cura le dio un infarto mientras oficiaba./ Fui tonta y no aproveché la oportunidad, tenía que haberme arremangado la falda.../ y de un culazo lo debí empotrar en toda la pared ¡para que aprenda!/ Ahora es tarde y debo cargar con este tragasables que no hace más que engordar y dejarme con más hambre que el perro del ciego./ Arrepentida como estoy, diez años después, continúo al menos siendo la amante del sacerdote,/ el sacerdote que me da las hostias cada mañana en el confesionario, nuestro sacerdote que vela por todas nosotras en sus noches en vela y cirios, encerrado, bien cerrado con llave.

Han oficiado la ceremonia Elena, Isa, Ana, Elysa, Nico, Fran y Jose Luis.

TERCERO
Tiré la piedra, pero no acerté donde intentaba./ El muy cabrón se dio cuenta y la  esquivó saltando hacia atrás./ Tiré otra, ya prevenida, y esta vez la acerté de lleno./ Eso pensé, pero no, le rebotó y me hirió de necesidad. Fue una dulce derrota./ Con el tiempo, y tras muchos intentos, he llegado a ser uno de los mayores coleccionistas de piedras,/ al grado de que varias toneladas suyas respiran sobre mí./ La próxima vez que nazca iré a un curso de lanzamiento de algo y seguro que le acertaré. Si consigo quitarme estas toneladas de encima.

Los lapidadores han sido Isa, Ana, Elysa, Nico, Fran, Jose Luis y Elena.

CUARTO
La mano dorada del esqueleto se movió justo cuando ella le confesó "Te quiero" y los periquitos piaron de felicidad./ Quedó sorprendida más por escuchar a unos periquitos de plástico que por ver una mano esquelética moverse/ entre sus faldas y su sujetador y le destrenzaba el pelo al mismo instante./ Los periquitos piaron de nuevo cuando la mano esquelética se desplazó a lo largo de su cuerpo./ Ella quiso piar también y convertirse e periquito, pero no tuvo ese suerte./ El le había desabrochado el sujetador y los pechos, al caer, sonaron como campanas desafinadas./ No hubo modo de terminar esta historia tan esquelética; los periquitos se hicieron un tambor, con los pellejos de los pechos, y aún siguen tocándolos.

Han piado hasta quedar en los huesos Nico, Fran, Jose Luis, Elena, Isa, Ana y Elysa.

QUINTO
Hoy es el día del libro, dicen, pues bien, vamos a escribir y soñar./ Y cuando estemos en ello, que nadie se escape por los recodos del tiempo y la nostalgia. ¿Verdad?/ Verdad, dijo Néstor El Embustero cuando le permitieron hablar./ Luego se retiró del sitio con la cabeza en la posición que se tiene cuando la dignidad de la verdad ha salido por tus labios./ Pero, ¿no estábamos hablando de libros? De nuevo, se dijo el autor, se le había escapado un personaje./ El más canalla de todos los personajes, que miente hasta cuando sueña, al que la verdad se le quedó atrapada en un libro cerrado./ Lo admito, un libro cerrado y con el precinto sin quitar. ¿Cómo se le ocurrió comprar "La ética estará entre tus páginas" si ella lo que quería era "La métrica está entre tus piernas"?

Los fabuladores de este relato que no se venderá en la feria del libro, de verdad que son: Elysa, Nico, Fran, Jose Luis, Elena, Isa y Ana.

SEXTO 
Hemos leído y no hemos muerto, hemos sobrevivido./ ¡Ah! pero no os voy a contar de qué forma hemos sobrevivido./ Eso formará parte de un libro, un poco extenso, que pienso escribir el día que deje las drogas./ Yo espero que el día que las dejes, me digas dónde/ para ir a recogerlas a puntadepala y montarme el negocio de mi vida,/ que no será vendiendo libros, claro, porque hay que joderse que nadie compra uno. Me convertiré en droguero, y la droguería será la tapadera perfecta./ La pondré en el dutti-free del aeropuerto de Castellón y así, seguro, que me forro.

Los que vuelan con las "líneas" del aeropuerto son Ana, Elysa, Nico, Fran, Jose Luis, Elena, Isa.





2 comentarios:

joseluis dijo...

Qué buenos salieron estos encadenados. Parece que había una musa flotando en el aire de la tarde de ayer :-)


[Lástima que mi cuadernito no tiene hojas desprendibles :-( Lo cambiaré por otro cuaderno, un cuaderno al que se le caigan las hojas al grito de ¡Ya!]

tu y tus cuentos dijo...

Me divertí muchísimos con los encadenados, hacia tiempo que escribir no me provocaba tanta risa.