Dentro del apartado "Deberes para casa", pego aquí como ejemplo de RELATOS CRUZADOS estos dos. Están escritos hace un par de años más o menos, cuando hice este mismo ejercicio en un taller, por lo tanto no valen "oficialmente" para presentarlos en el próximo encuentro. Los "buenos" estoy escribiéndolos hoy.
NO HAY QUE
CONFIAR DEMASIADO EN LA DISTANCIA
Todavía falta mucho para llegar y tal
vez se pueda arreglar por el camino –pensaba él. Todas las parejas tienen sus crisis, no es tan grave. Quizá si
empiezo a soltarle el rollo del “voy a cambiar, te lo prometo” enfocado desde
mi supuesta inmadurez, se puedan solucionar las cosas… Además, tenemos un hijo
y es razón de peso suficiente como para seguir luchando juntos. Si planteo
debidamente el conflicto y juego bien mis cartas, puede que no esté todo
perdido; siempre he sido un buen orador y ella no es muy difícil de convencer…
Afuera,
el viento seguía con su rumor.
Esto ya no tiene arreglo. Solo tengo
ganas de llegar y acabar de una vez; poner tierra de por medio –pensaba ella. Son demasiadas cosas en poco tiempo, no
aguanto más. Me siento vacía y no me quedan ganas ni fuerzas de mantener a
flote una relación que me apaga y me condena. Y además, el muy cabrón continúa
su rollo con Charo, se cree que no lo noto. Aunque me da lo mismo, ya no me
importa lo nuestro; no queda ningún “nuestro” en realidad, esto está muerto. El
chiquillo ya es lo suficientemente mayor para entenderlo y se dará cuenta de
que lo mejor para los tres es que lo dejemos…”
Las
hojas amarillas formaban grupos en los bordes de la carretera.
Voy muy bien de tiempo, de momento ha
sido una noche con poco tráfico. A ver si aguanto un par de horas más hasta
Ornade y allí paro a tomar un café diez minutos, y a las siete puedo estar de
los primeros en el polígono para descargar… –pensaba el camionero mientras se
le cerraban los ojos.
Hacía
unos minutos que una lluvia fina mojaba el aire.
Cuando
volvió a abrirlos, el coche ya estaba encima. Después el barranco, y después,
nada. Los tres dejaron de pensar.
El
viento, las hojas y la lluvia no modificaron su existencia.
NOCHE DE
FLAMENCO
En
el autocar había muchos asientos libres. A decir verdad, estaba prácticamente
vacío, solamente viajábamos en él cuatro personas. Pero el viejo que acababa de
subir se sentó junto a mí.
–Hola,
me voy a sentar aquí contigo y así vamos charlando durante el viaje –dijo el
hombre.
–Hola
–dije yo.
Afuera,
la oscuridad lo envolvía todo. La noche venía con prisa, como un tren en
viernes. Se escuchaba el viento arañando el lateral del autobús que arrancaba
sonidos mitad metálicos, mitad humanos.
–Eres
muy joven para viajar solo, ¿no? ¿Cuántos años tienes?
–Quince
–respondí. Era la verdad.
El
anciano me preguntó si me gustaba el flamenco. Le dije que no y, a pesar de
ello, comenzó a hablar de un tal “Lagartijo”
y de un “Nosequién de La Puebla”. Yo
intentaba no hacerle caso y miraba a través de la ventanilla como si pudiese
ver otra cosa que no fuese el negro de la noche. Parecía que afuera empezaba a
llover débilmente. Un cuarto de hora después, el hombre ya dormía. Creo que
había dado repaso a todo el catálogo de figuras del flamenco, vivas y muertas.
Estuvimos
mucho tiempo detenidos por un accidente. Al parecer, un turismo y un camión se
habían precipitado por un barranco. El viejo no se enteró de nada, dormía. Al
llegar a la ciudad lo moví para despertarle:
–Eh,
señor, que ya hemos llegado.
Pero
el hombre no se despertaba. Ya no despertó. El corazón, dijeron después los del
SAMUR.
Esa
mañana, cuando abrieron las tiendas, fui a comprarme un disco de flamenco, de
un tal “Lagartijo”. Me sentía en
deuda con el viejo, no sé por qué. En la calle llovía sin ganas. Después
recordé que tenía que telefonear a mis padres, ya habrían regresado de su
viaje. Últimamente los notaba un poco raros… 302
2 comentarios:
Fran, una gran ejecución del ejercicio, pues ya me hubiese gustado a mí realizarlo así. Logras que al final uno piense: ¡Ostras!
Y es que las fatalidades nunca llegan solas.
Un abrazo.
PD: Veremos como sale, mestre.
¡Cuanto me queda por aprender! Tendré paciencia. Fran, creo que me ha quedado bastante clara la idea, además, me ha traido a la memoria una historia casi olvidada. Nos vemos con lo que salga. Un abrazo
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